Entendiendo que la educación es una actividad humana
inmersa en la estructura capitalista y que está sometida a las determinaciones
económicas del sistema mundial, debemos comprender que sus instituciones
funcionan cada vez más bajo los mismos
mecanismos de oposición de fuerzas e intereses de clase. La reforma educativa
que acaba de aprobarse en México es un
modelo elaborado por organismos internacionales e impuesto en diversos países.
La aplicación de la reforma educativa en el mundo ha resultado en beneficios
para el sector privado o clase capitalista y en perjuicio de la mayoría
trabajadora. De lo anterior se desprende
que existen fuertes intereses económicos y políticos de la clase en el poder
mexicana, desde un proyecto mundial, para incrementar sus ganancias. El Estado,
como garante de los intereses de la clase capitalista, no duda en modificar
artículos constitucionales, en rechazar los amparos de miles de trabajadores,
en ignorar el descontento ante las reformas que impone y en reprimir a los inconformes.
De manera general, la reforma educativa propone el manejo de las instituciones
de educación pública básica del país bajo un esquema empresarial que favorece
los dos mecanismos de acumulación básica del capital: privatización y
superexplotación laboral.
1. La privatización se basa en la premisa de
la existencia de la propiedad privada que implica la desaparición de lo
colectivo, común, social o público. Es la fase neoliberal del capitalismo la
que conlleva la apertura de sectores anteriormente de carácter social a la
inversión privada, como el caso de la salud, la educación, la cultura, la
infraestructura carretera, etc.
2. La explotación es la forma de apropiarse
del trabajo ajeno mediante la compra de la fuerza de trabajo. Se entiende que la fuerza de trabajo
suceptible de ser vendida puede ser manual o intelectual y que en ambos casos,
se abarata su precio al ser reducido el salario o las prestaciones que recibe
el trabajador. Hoy en día la superexplotación laboral se expresa a
través de diversos esquemas de flexibilización como la simulación laboral
mediante la contratación por honorarios, la subcontratación o outsourcing,
la contratación a prueba, eventual y por horas, la desintegración salarial,
etc.
Ambos procesos conllevan la negación de cualquier
intento de horizontalidad, participación, democracia y autonomía en los
procesos educativos. Así mismo, debilita la función y acción de los sindicatos
como organizaciones de la clase trabajadora para la defensa de sus derechos e
intereses.
Queda claro que la reforma educativa no tiene ningún
contenido educativo y que se trata más bien de una reforma laboral y
administrativa. Revisemos dos ejemplos propuestos en la reforma:
1. Figura del Profesor Inicial. La reforma
educativa convertirá a todos los trabajadores de nuevo ingreso en informales,
meritorios, becarios, subcontratados y/o a prueba. Estas formas de contratación
le negarán a millones de trabajadores jóvenes el goce de los derechos laborales
más básicos. Lo anterior responde a la necesidad de la clase en el poder de
continuar recortando presupuesto a la educación.
2. Evaluación universal. El examen a los
docentes determinará su permanencia en el servicio educativo y se usará
básicamente para justificar el despido masivo de cientos de miles de docentes,
bajo el argumento de que no se aprobó el examen a pesar de múltiples
oportunidades. La evaluación universal implica el control del magisterio y un
golpe a la plaza de base.
En términos de la lucha de clases, la reforma
educativa es un golpe sumamente agresivo contra la clase trabajadora del ámbito
educativo e implica trasladar a los maestros a un estado de excepción, con
condiciones de trabajo que no tiene el resto de los trabajadores al servicio
del Estado.
Aboites identifica la confrontación de clases en el
terreno educativo entre dos grupos: por un lado la OCDE (Organización para la
Cooperación Económica y el Desarrollo), la cúpula empresarial (agrupada
sobretodo en Mexicanos Primero), los tres principales partidos políticos del
país (Pacto por México), el Gobierno Federal y gran parte de los legisladores
del Congreso; y del otro lado, los maestros principalmente organizados en la
CNTE, estudiantes, padres de familia, comunidades, trabajadores y sectores
importantes de los grupos mayoritarios y populares del país. La lucha por la
educación es una clara confrontación internacional de clases sociales en torno
a un proceso social sumamente importante, como es la educación, con proyectos
también radicalmente diferentes y encontrados.
Dentro del IEMS DF, existe un sector de profesores
que sufren ya desde hace más de 5 años la aplicación de la mal llamada reforma
educativa. Los profesores de la
modalidad semiescolar trabajan en condiciones marginales y precarias, similar a
lo que se propone en el apartado del Servicio Profesional Docente referente a
la figura del Profesor Inicial.
Las políticas de la clase en el poder se expresan en
el GDF y en el IEMS a través de la represión a los profesores críticos y
organizados. Ante las insultantes
condiciones en las que trabajan los docentes del semiescolar, se organizó hace
más 2 años la Asamblea de Profesores del Semiescolar. Hasta el momento, dos profesoras integrantes de dicha asamblea
han sido despedidas injustificadamente. La organización de profesores logró la
reinstalación de la profesora María de Lourdes Martínez Romero y actualmente
se encuentra en la lucha por la
reinstalación de Ximena Franco Guzmán. Esta última profesora fue despedida
utilizando uno de los principales mecanismos de control magisterial propuestos
en la reforma educativa: la evaluación. Una evaluación unilateral, impositiva,
punitiva y condicionada a criterios subjetivos de la autoridad.
¡CONTRA LA REFORMA “EDUCATIVA” (LABORAL)!
¡APOYO TOTAL A LA CNTE Y EL MAGISTERIO EN
RESISTENCIA DEL PAÍS!
¡AUMENTO AL PRESUPUESTO A LA EDUCACIÓN!
¡POR LA BASIFICACIÓN DE TODOS LOS TRABAJADORES DEL
IEMS DF!